martes, 4 de febrero de 2014

Correspondencia

Carta real a un desconocido. Marzo de 2012.

"Estimado tú:
La verdad es que no sé muy bien por qué te escribo, supongo que porque es lunes y una ya se ha acostumbrado a ciertas rutinas (a las que por ser de lunes podría llamar lunáticas) y parece como que falta algo. El tiempo. Que es un misterio. El mayor misterio de todos, diría yo, por lo subjetivo que es siempre. ¿No te parece que el continuum inalterable en el que fluye no es igual para todos? Que a veces parece que se rompe o se acelera. O se para. Pero sólo para ti, para el resto el mundo sigue girando. Cosas de la física. Que a veces no se corresponde con la metafísica que cada uno compone en su cabeza. Y aunque se acabe el año, aunque se acabe marzo, la Semana Santa, mayo, el verano…no importa, nada va a cambiar sustancialmente sólo porque hayamos intentado crear límites al tiempo. A veces la vida corre más un 16 de abril que un 1 de enero (¿será porque es un día casi inexistente? ¿Inexistente para quién?). Total, que un día te descubres pensando lo rápido que ha pasado el tiempo desde aquel día que parecía que no iba a terminar jamás. Y cuando quieres darte cuenta has echado a perder años aplazando esas pequeñas cosas que ya harás algún día que tengas tiempo. Siempre es el tiempo. Es como los domingos. Siempre acaba siendo domingo. Aunque durante años no los notes. Ahí están siempre. Y un día vuelven a aparecer, por la casualidad o el destino.
Porque ya te he dicho alguna vez que parece que mi vida corre en círculos, y cuando llega un momento en que parece que algo ha desaparecido con un jamás aparece con un eternamente. Para volver a desaparecer sin apenas hacer ruido. Quizás por eso cometo siempre los mismos errores, porque siempre llego al mismo punto. El punto en el que el tiempo se para pero sigue pasando sin que yo lo note. Hasta que un día sueñas con algo que no sabes si es que sucedió alguna vez o es que el tiempo ha hecho que creas que es verdad aunque no lo sea, porque se queda ahí, escondido, pero ahí. Y ya da igual sincronizar relojes porque mis seis, tus seis, sus seis, no serán nunca las mismas."