martes, 9 de octubre de 2007

Imaxina.
Imaxina que un día petan á túa porta. Estás soa ou so na casa e túa nai, como ocorre en tódolos contos que che contan antes de durmir, diche que non lle abras a porta a ninguén. Pero é que con cinco anos non lle tes medo a ninguén que poida petar na porta, ou acaso nos debuxos animados ten medo Shin Chan algunha vez? Entón en vez de preguntar quen é, preguntas algo máis útil, cousas que ensinan as películas americanas.
- Vas armado?
E se a resposta é non, xa dá igual que o que estea ó outro lado sexa un lobo vestido con pel de carneiro...

martes, 2 de octubre de 2007

Todo empezó con el ambiente fresco de la mañana. Y siguió con tiempo perdido, pasos perdidos, palabras perdidas... Y apareció: sin la seguridad de que fuese un caballo o un rey (¿o tal vez una sota?) lo que provocó la sensación de que algo estaba cambiando y no podía evitarse.
Un día, y otro, y otro... Sin saber si el tiempo está siendo malgastado o vivido. Sin ninguna sensación clara. Al menos aparentemente.
Porque en el fondo, a menos que vayan acompañadas de algo más, todas las palabras son lo mismo: "words, words, words". Y pensar que a Hamlet lo tacharon de loco por ello. Como a Tom Sponson. Como a todo el que alguna vez se cuestiona más allá de los límites establecidos por no se sabe bien quien. Los límites entre la cordura y la locura nunca están claros. O pueden estarlo en cuanto que unos evitan reconocer la realidad y otros no tienen reparo en proclamarla a grandes voces. Unos sólo repiten palabras, palabras, palabras y otros las acompañan con ideas propias.
Entonces, ¿quién está loco?; y ¿en qué medida sus sensaciones pueden ser reales?