miércoles, 19 de septiembre de 2012

Oniria

Le dijo que estaría allí, y sin embargo no era así. Por eso temblaba, por no haber pensado en una alternativa si es que eso sucedía. O por no haber pensado que podía pasar. O sería el café. Diría que fue después del quinto con el que empezó a caminar de forma nerviosa de un lado a otro de la casa. Y no estaba allí.
Buscó debajo del sofá, apagó las luces y cerró persianas. Canturreó sus canciones esperando que apareciese tarareando la continuación de una lista de reproducción infinita. Siempre se arrepentía de cometer los mismos errores. De creerse el personaje de Cortázar que no era en realidad. Creyó que ya era tarde; que se había ido al igual que el resto de voces que tantas veces habían gritado solamente dentro de su cabeza. Pero a los pies de la cama le había dejado un sueño por cumplir que emitía un débil brillo dorado.


...Cuando me gire entre la gente, serás tú...